Si bien el envejecimiento es un proceso natural y natural que inicia de forma temprana, podemos ayudar a nuestro cuerpo a generar mejores condiciones para procesarlo y reflejarlo.
Una alimentación adecuada, junto con actividad física regular son dos buenos principios que, acompañados con rutinas adecuadas de cuidado y tratamientos estéticos no invasivos, nos ayudan a mantenernos en buena forma de cara al envejecimiento.
La velocidad del envejecimiento está mediada por un conjunto de factores que van desde la predisposición genética, la contaminación, la exposición al sol, el estilo de vida, el consumo de alcohol y tabaco, entre otras. Sin embargo, aunque no hay dietas milagrosas anti-aging ni anti-envejecimiento, hay alimentos que tienen un impacto importante sobre nuestro organismo.
La mantequilla y la margarina. La mantequilla es un procesado rico en grasas saturadas por excelencia. Su equivalente vegetal, la margarina, también es un procesado rico en grasas saturadas. Estas grasas hidrogenadas tienen impacto en la oxidación del cuerpo. Podemos sustituirlas por otras fuentes de grasas saludables como el aguacate, o procesados caseros derivados de los frutos secos como la mantequilla de almendras, macadamia, avellanas, etc.
Las gaseosas. Sabemos con total seguridad el daño que nos hacen las gaseosas, aun en su versión dietética y cero calorías. Si no es por su alto contenido azúcarado y el impacto que este tiene sobre nuestro organismo, la cafeína en exceso también tiene efecto sobre la calidad del sueño y la función digestiva. El reemplazo, aunque parezca evidente, es el agua, el mejor acompañante para nuestras comidas.
La sal. Como ya he comentado antes, el exceso de sal contraviene las bondades que nos aporta en cantidades moderadas. La demanda que le impone este exceso a nuestro organismo se traduce en inflamación, dificultad para la eliminación de líquidos, subidas en la presión arterial y la función cardiovascular. Podemos reemplazarla por otras especias como el orégano, el ajo, el perejil, la cúrcuma, el comino y la albahaca que también generan sabores intensos y pueden ayudar a balancear nuestro consumo.
Las carnes procesadas. Estos alimentos ultraprocesados contienen dos elementos que son dañinos para nuestro organismo: un alto contenido de sodio que, como lo indico en el punto anterior, genera respuestas inflamatorias; y los nitratos y nitritos, que cuando son mediados por el calor a altas temperaturas y los aceites, son propensos a liberar sustancias cancerígenas.
¿Con qué frecuencia consumes estos alimentos? La piel siempre va a ser un reflejo de nuestra alimentación, por lo que prestar mayor atención a lo que consumimos nos va a brindar beneficios importantes a corto, mediano y largo plazo. Si tus problemas de piel persisten y quisieras una asesoría sobre cómo mejorar la salud de tu piel, te espero en mi consultorio con los brazos abiertos, agenda una cita aquí.